
Retomamos la sección de “Cómo hice esta foto”, y en esta ocasión queremos presentaros una fotografía en la que la noche es la estrella. Bueno, y para estrellas también las que aparecen en la imagen de la que vamos a hablar en profundidad en esta ocasión.
En el artículo de hoy nos centraremos en la importancia de planificar una toma nocturna y en la elección de una buena localización para poder ver en buenas condiciones la vía láctea. También veremos cómo combinar técnicas distintas como la fotografía nocturna y el lightpainting aunque solo tengas a mano herramientas básicas como una linterna. Por supuesto recalcaremos la importancia de una buena composición, y cómo no, también veremos cómo un buen procesado puede mejorar en gran medida nuestra fotografía final. ¿Quieres conocer cómo se hizo la foto de portada? ¡Pues vamos allá!
Contexto de la Toma

Aunque este punto es más personal que fotográfico, quería hablaros de ello porque a veces uno redescubre un lugar al que ha ido siempre gracias a la fotografía. Desde bien pequeña solía veranear en la Sierra de Albarracín, un lugar que para aquellos que no conozcáis se encuentra ubicado en la provincia española de Teruel. Y dejadme que nombre el famoso eslogan de esta comunidad, porque sí, “Teruel existe”, y qué maravillas esconde.
No os mencionaré los bonitos paisajes y pueblos que allí hay y de los que he disfrutado durante años, porque eso lo podéis ver a simple vista. Hoy quiero hablaros de las noches en esta sierra. Han sido muchos los paseos nocturnos que he realizado con mi familia por esta sierra para contemplar el precioso cielo que allí se veía. ¡Un auténtico espectáculo! Nunca había visto un cielo nocturno tan claro, con la vía láctea y las estrellas fugaces cayendo, de manera que enriquecían aún más ese maravilloso cielo.

No puedo decir que no lo disfrutara, en absoluto. Pero lo que no sabía es que todavía podía disfrutarlo más. Fue hace unos cuantos años cuando descubrí que aquello que estaba viendo, aquel maravilloso cielo, podía captarlo con mi cámara e inmortalizarlo para siempre.
Mi descubrimiento de la fotografía nocturna me permitió captar de un nuevo modo un lugar y así poder enseñarle a mis amigos y familiares solo un trocito de lo absolutamente bello que puede ser el cielo por la noche. Porque a veces amigos, aunque visitemos un mismo lugar cientos de veces, la fotografía nos permite redescubrirlo, ya sea centrándonos en los detalles, viendo cómo varía su aspecto según el momento del día o intentando experimentar con nuevas técnicas.
Es por ello que te animo a que dejes de lado las limitaciones y no decaigas porque no puedes irte de vacaciones a tu lugar de ensueño a conseguir fotografías espectaculares. Muchas veces las tenemos más cerca de lo que creemos, solo que hay que estar bien atento y saber verlas.
Planificación de la Toma
Como ya os he contado en la introducción, conocía muy bien el lugar en el que realicé la captura. Esto es importante, porque ya sabía qué elementos de la zona me podían dar juego en mi encuadre, como las bolas de paja que había alrededor, una caseta en ruinas o los bancos que hay en el mirador de la fotografía final.
No obstante, la misma tarde en la que hice la captura acudí al lugar y utilicé la que es la app por excelencia de todo fotógrafo nocturno: Photopills. Gracias a esta aplicación, no solo supe en qué momento se vería mejor el centro galáctico de la Vía Láctea, sino que también pude imaginar cómo podrían quedar mis composiciones gracias a la función de realidad aumentada.

Según la aplicación, ese día desde las 23:43h hasta las 4:31h se podía contemplar bastante bien la Vía Láctea, así que a partir de las 12h salimos a intentar cazarla. Como ya os explicamos en este otro artículo, en las zonas del hemisferio norte la época ideal para fotografiar la Vía es desde marzo hasta octubre, por lo que junio que fue el mes en el que se hizo la foto era un buen momento para realizar la captura.
La Sierra de Albarracín además es un lugar ideal para cazar la Vía Láctea, porque al estar alejada de grandes entornos urbanos la contaminación lumínica que hay es mucho menor que en otros lugares. Esto sin duda nos ayuda a que las estrellas del cielo nocturno se vean mejor, de lo contrario solo captaríamos una luz rojiza (procedente de la iluminación urbana) que tiñe todo el cielo. Comprueba el mapa.

Otro punto importante a destacar es que cuando hacemos este tipo de salidas es altamente recomendable ir acompañado. De noche, y según el terreno por el que andemos y cuánto lo conozcamos, puede ser muy fácil caerse y hacerse daño. Si vas acompañado siempre habrá alguien que te pueda echar una mano, y no solo eso, sino que la salida nocturna seguro que te resulta mucho más divertida y te permite probar técnicas nuevas o incluso lograr tomas en las que salgas interactuando tú mismo con la Vía Láctea. En esta ocasión yo acudí con mi padre a realizar esta sesión de fotos.
Materiales Necesarios
Ya teníamos escogido el lugar, sabíamos el momento en el que teníamos que ir a cazar la vía y qué elementos del entorno podían ayudarnos a lograr composiciones atractivas. Lo siguiente era preparar los materiales que necesitábamos para llevar a cabo la sesión.

- La cámara y un objetivo angular y luminoso. Por supuesto, si algo nos abruma del cielo nocturno es su inmensidad, es por ello que si vas a fotografiarlo seguro que quieres captar todo lo que puedas de él, y para ello un objetivo gran angular te será de gran utilidad. En mi caso utilicé mi Tokina 11-20mm junto con la Canon EOS 7D, una de mis lentes favoritas para fotografía de paisaje, pero también para fotografía nocturna, ya que además de ser angular es bastante luminoso (abre hasta un f/2,8), y eso en fotografía nocturna donde la luz es casi nula, resulta casi un indispensable. Por otro lado, recuerda que cuanto más angular sea la lente podremos disparar con tiempos de exposición más largos sin que las estrellas dejen traza.
- Un trípode. Este accesorio resulta fundamental cuando realizamos fotografías nocturnas, ya que vamos a trabajar con velocidades de obturación bajas y para ello necesitaremos tener la cámara en un soporte estable desde el momento que empieza hasta que acaba la captura. En este caso utilicé un Vanguard Alta Pro 263AGH, un trípode de aluminio bastante robusto y versátil que me da la seguridad de que la cámara no corre peligro, y que al tener cierto peso (2.64kg) soporta mejor el posible viento que pueda hacer.
- Disparador remoto o temporizador de la cámara. El compañero inseparable del trípode. Las trepidaciones nunca son buenas, pero en fotografía nocturna todavía menos. Es por ello que poder contar con un disparador remoto para tomar nuestras capturas sin necesidad de tocar la cámara nos resultará de gran utilidad. Y si no cuentas con uno, siempre puedes optar por el plan B, que es trabajar con el autodisparador de la cámara. En muchas ocasiones en las que se me ha olvidado el disparador he optado por esta solución. Prográmalo con 2 o más segundos de retraso y listo. Eso sí, siempre vigila que en el momento de la captura el trípode está totalmente estable y no se mueve a causa del movimiento al disparar la toma.
- Linterna y frontal. En fotografía nocturna es otro indispensable, aunque no sea un accesorio que vaya acoplado a nuestra cámara. Un frontal nos ayuda a poder liberar nuestras manos y ver lo que tenemos en ellas mientras preparamos el material. No te imaginas la de cosas que se pueden perder siendo de noche. Y una linterna también puede ayudarte, no solo a verte mientras preparas el material fotográfico, sino que puede servirte incluso para darle un extra de interés a la propia composición, como ocurrió en la imagen de ejemplo como veremos a continuación.
Ejecución de la Toma: Configuración de la Cámara

El siguiente paso fue probar con distintas configuraciones de la cámara hasta conseguir una exposición adecuada.
Como ya sabes, en estos casos es importante trabajar con la máxima apertura que nos ofrezca nuestro objetivo para dejar que pase más luz al sensor de nuestra cámara. En mi caso la apertura máxima era de f/2,8.
En cuanto al tiempo de exposición debemos detenernos un poco más. La lógica nos dice que cuánto más tiempo estemos exponiendo más luz pasará a nuestra cámara, pero debes tener en cuenta que la tierra está en continuo movimiento, por lo que si te pasas de tiempo las estrellas en vez de parecer puntos, aparecerán como trazas. Esto si pretendes hacer un startrail está genial, pero cuando lo que queremos fotografiar es la Vía Láctea es importante tenerlo presente.
¿Y cuál es el tiempo máximo al que podemos disparar? Pues tienes tres opciones. La primera de ellas es realizar pruebas con diferentes tiempos de exposición y hacer zoom sobre la foto para ver cómo salen las estrellas. La segunda es utilizar la famosa regla de los 500, que nos indica que si dividimos 500 entre la distancia focal que utilicemos teniendo en cuenta el factor de recorte de nuestra cámara, nos dirá la velocidad mínima a la que podemos disparar sin que salgan trazas en las estrellas. Y por último, puedes optar por usar alguna aplicación a la que indicándole la cámara y objetivo con el que estemos trabajando nos dé el tiempo máximo de exposición que podemos emplear antes de que aparezcan esas trazas.

En mi caso según Photopills, trabajando con una Canon 7D (con sensor APS-C) y el Tokina en 11 mm, el tiempo máximo se quedaba entre los 19,61 segundos que nos indicaba la aplicación, y unos 28 segundos según la regla de los 500. Tras realizar algunas pruebas, finalmente configuré la cámara con unos 20 segundos de exposición.
Otro valor importante es el de la sensibilidad ISO. Normalmente para este tipo de fotografías un ISO 3200 suele funcionar bastante bien. No obstante, depende mucho del ruido que saque tu cámara y de hasta qué punto lo consideras aceptable. Lo mejor es realizar diferentes pruebas con distintos ISO’s, y así podrás escoger luego en edición cuál es el que ofrece un mejor resultado. En mi caso un ISO 3200 ya es el valor máximo que consideré que era óptimo para la foto, subir más significaba tener un ruido excesivo.
